lunes, 7 de mayo de 2012

Regreso al vacío



En la vena doméstica del tiempo
resplandecen arcoiris de recuerdos.

La memoria, surtidor que abrillanta
el rostro donde duerme la fatiga,
entreabre sus pestañas
burlando del desván de los costados
la nostalgia del vuelo adormecido.

En medio de este júbilo de armiños,
sin fugas y sin lutos,
la conciencia descalza los presagios
envuelta en un lenguaje sin disfraces.

Es hora de maitines,
de elevar el idilio de los mitos
al filo abierto donde las ideas
ganan las esquinas
al vértigo que asola la palabra.

Palabras en axfisia,
que desde las raíces del cartílago
ahuyentan sus semblanzas
confundidas con ecos de murciélagos.

Sus estelas, regreso de cometas,
reverberan el canto
de la imagen que ensalza sus escotes.

Al final, como sucede en los sueños,
todo escapa flotando en el vacío.

*Andros


domingo, 6 de mayo de 2012

Sueños de marfil y cinabrio



Estos ojos míos,
refugio de lunas y pálidas bengalas,
contemplan extasiados nubes de frialdad
en los apagados silencios de la noche.

Por sus estrechos acueductos de cristal
aún transitan las algas del recuerdo
que uncidas al eco de las lágrimas
vacían su sed sobre el andén de la nostalgia.

Pasa el tiempo y nada cambia.

Sigo siendo grito en las espuelas del viento,
carne hueca de festejo, resorte pensativo
enquistado en el quicio marmóreo de la abulia.

En este clima de calma amarillenta,
de amor fosilizado,
espero que el cáliz arenado de la sangre
acantile las sombras del hastío
y trasmine hasta mis sienes
ráfagas rosadas de ilusión.

Sólo así,
sobre una órbita de vuelos de cinabrio,
podré sorber de nuevo en compañía
el idilio de los años jóvenes
cuando todos los caminos alumbraban
las cejas de marfil de mi horizonte.

Sólo así,
podrá brillar de nuevo el alba en mis pupilas.

*Andros

viernes, 4 de mayo de 2012

El silencio de unos labios


 
He visto en tu partida
bebiendo de la sangre del fracaso
llorar a las hojas de los árboles.

Envuelto por azar
en las curvas desnudas de tu vientre,
allá donde la carne se hace fuego
y la lluvia nupcial fluye gozosa,
he probado en el fondo de tu cáliz
la miel de las espigas.

Tú, eras como el viento
que toca su tambor con gesto dulce
en noche apasionada
danzando locamente sin cesar,
agarrada a tu sueño con las manos.

Yo, primavera ardiente de amapolas,
rozando los cantiles de tu piel
asido al sayal de la lujuria
no supe traducirte
al abrirse el silencio entre tus labios.

Por eso, sólo somos el remedo
de un eco de pasión entre dos muros.

*Andros

jueves, 3 de mayo de 2012

Aires de sutileza


 
Tu espléndida silueta,
conformada entre sueños de amatista,
eleva hasta el brocal de los deseos
el inefable gozo
que provoca su luz inimitable.

Nada es tan sutil como el beso núbil
que roza con su bálsamo tus labios,
como una ensoñación que por azar
asciende con sus vuelos de campana
hasta donde la médula
amalgama tus ecos de sirena.

Todo en ti es pasión de cielo y tierra,
un verde paraíso
donde crecen la risa y la palabra.

Por eso los latidos de tus sienes
germinan entre cantos de poemas.

Y es que en tu corazón de lentejuelas
sólo brillan espejos de colores.

*Andros