domingo, 17 de junio de 2012

Los espejos del mar



Este mar que ahora contemplo,
-espejo de berilo y arenas abrasadas-
es testigo furtivo de mis mudos parlamentos,
del tiempo que pasé clavado en sus orillas
esperándote,
                  siempre esperándote,
tras las dolientes rejas del insomnio.


De sus procelosas aguas,
-fuente insumisa de presagios-
emergen a media voz los acordes de tu canto,
deportados de la húmeda ternura de unos labios
obligados a esquivar con displicencia
el roce trashumante del recuerdo.

Viviendo este destierro, un reflujo me desborda
espumas zodiacales de esperanza
y me siento tan fluído, tan jovial,
que el norte impenetrable se torna en fortaleza
carente de cerrojos y espejismos.

Los milagros del mar,
de este mar de cristales bemolado
me desaguan espejos con las llamas de tu rostro,
y en el friso enajenado de las sienes
donde vibran los rescoldos del silencio
llego al éxtasis:

Mis manos posan ya sobre la sombra de tus alas.

*Andros