jueves, 28 de febrero de 2013

Las ojivas del tránsito (II)




                     II

Y ahora, que ya es hora
de entreabrir a la luz los ventanales,
suaves tintineos de liras rotas
alebrestan esbozos de sonrisas
en el girasol que huye de su ocaso.

Es tiempo de palomas
que doblan los recodos del encuentro,
de evasiones robadas al reposo
más allá de sus límites y fugas,
es tiempo, en fin, de espejos
que redimen sus brillos
en una metafísica envolvente.

En la arena, refugio del recuerdo,
quiso el mar desbordar su contratiempo,
regresar a su origen de ola muerta
como hacen los vilanos
al trascender su intimidad desnuda.

Y es que entre tantos fósiles descalzos,
el eco de la ausencia
se encarna en el dolor de la memoria.

*Andros

Las ojivas del tránsito (I)


                        I
                                   
                                            Blanca fuiste, blanca nube
                                            dejando atrás del vértigo su sombra.

                   
En el vientre callado de la noche,
huyendo del insomnio que no cesa
se gestan las urgencias de los vuelos,
el lúbrico aguacero,
la excentricidad cósmica del ansia.

Desde esta plataforma de iceberes
propende la eyaculación del verbo
en leves oleadas de cansancio
y en el grito que cuelga de los labios
la razón aparece asesinada.

Viajero de ocasión, el pensamiento
comulga con el fuego del espíritu
para abordar el ámbito
que separa el látigo en la espalda
del llanto donde hierve el desengaño.

Qué indolente se yergue la aventura
del  cautiverio amargo
si en el pecho con rostro de bengalas
sólo hierven instintos
que aposentan hormigas de nostalgia.

Igual que nunca duerme el corazón
en su latir convulso,
asomadas a las ojivas del tránsito
se descalzan estrellas
alumbrando enjambres de poemas.

Exhausta dimensión la de la noche
que arrastra sus zapatos hasta el alba.

*Andros

lunes, 25 de febrero de 2013

Seguir tu vuelo



       

Mariposa de colores con brillo de terciopelo,
brillo que a tocar no alcanza el flujo de los deseos,
despierta el alma transida de perseguirte en su sueño.

Mariposa de colores, déjame seguir tu vuelo
para posar en tus alas la caricia de mis dedos,
para sentir en mi boca la dulzura de tus besos.

Y al llegarme junto a ti, relámpago de aliento fresco,
ofrecerte con mis trovas la locura de sus versos
regalo que se te ofrece nacido de lo más dentro.

Mariposa de colores, de amor por ti,  yo me muero.

*Andros

Entre fugas y abandonos



Una fiebre de luces y resinas
acontece en el labio
que subyace en el ínclito abandono.

Sus límites parecen alcanzar
la cima que corona la excelencia
y sin embargo el sabor a hiel
que brota en sus espasmos
aleja de la frente las estelas.

Sabe a hierba remota
la voluntad robada a las tormentas
y en la fuga del seno
el pezón abandona su amuleto.

Para no ser penumbra
el gozo se deshace entre mosaicos
acosado por luces que no alcanzan
el rostro de las nieves
dormidas en la cúpula del llanto.

Con este corto vuelo,
llegar hasta el crepúsculo
sin ser huésped del miedo
es querer tocar el cielo sin manos
convirtiéndose en pájaro suicida.

Sobre el túmulo donde reposan los desvelos
sólo quedan circuitos que llevan a la ruina.

*Andros

domingo, 24 de febrero de 2013

Un grito en la sombra


   
Prendida por el agua en sus reflejos
cierro los ojos al no reconocerme
porque no me queda sangre que llorarte
para calmar la angustia que revelan
los estigmas hollados en mi imagen.

Anclada en el silencio,
vivo ciega de luz en las pupilas
y aunque sueño con llegar a mi destino
lágrimas negras se me ahogan en el fondo
clavándome alfileres en la piel.

El tiempo va pasando y las raíces
se me cuajan de lutos espectrales,
la vida discurre lenta y abrasada,
sin dimensión, como el fuego apagado
que se va consumiendo en su rescoldo.

Siento amarga sed en las entrañas
calcinando esta tierra abandonada
que me pesa en el pecho como el plomo
y que hiela sin piedad sus yermas aguas.

Señor, barca soy varada en las orillas
de un puerto que se oculta entre lamentos;
con el corazón hecho despojos
torno hacia mí sin encontrarme.

Libérame Señor de este mal sueño,
nebulosa que crece de tal suerte.

*Andros


In memoriam de José Hierro


 
                                         ...Oh Dios.Estoy hablando solo,
                                            arañando sombras para verte.
                                            (Blas de Otero)
                                 

Viejo álamo de honda raíz, vestido
de sueño y fantasía en su ancha rama,
grito fecundo en su postrera llama,
dulce violín de acordes encendido.

Fuíste tú José Hierro, el elegido
por tu infinito amor que tanto clama
para ser la palabra que se inflama
tras el verso de llamas escandido.

De tu vivir nació canto divino,
nítido, puro, luminoso, ardiente,
camino entre las sombras de la vida.

La imagen de tu adiós es un espino
de dolor en el mármol reluciente
de mi alma, al llorar tu despedida.

*Andros.

Como una isla


 
De tanto arañar en el vacío, convertido estoy en isla.

Las manos, guantes de pedernal,
me sangran llamas de silencio
sobre el mapa de frías soledades.

Bebo de la acidez de tu recuerdo
como bebe sus lágrimas el pájaro sediento
al encontrar su nido abandonado
y todo por ti,
por la dureza de tus labios,
por alejarte de mis ojos,
ciegos al fundirse su lámpara de barro.

Y este sentimiento de cristal
tocado por el brillo del amor,
náufrago entre sombras y suspiros,
renace de sus cenizas grises
mientras el eco de tu aliento sigue pintando de carmín
el reposo desnudo de mis sueños.

*Andros

sábado, 23 de febrero de 2013

Amor, voz y rostro


Ya no sé si el amor es gratuito,
si se incuba tras una despedida,
si vuela con flechas de servidumbre
o si es humo que axfisia las ideas.

Lo veo como naipe entre los dedos,
lluvia de riesgos, vértigo arrogante
que se escora sobre los torbellinos
manifiestos del beso y el abrazo.

En su rostro descansa la avidez
que despiertan los límites del sueño
y de su bitácora de contrastes
se desprenden latidos y jadeos.

Por la fiebre silvestre de sus labios
fluyen simunes de penumbra y gozo
que espigan verticilos de concordia
en una ensoñación de ojos hirviendo.

Nada importa si harto de bregar
diluye su fulgor entre intervalos
buscándole refugio a su cortejo.

Y es que su voz de anís jamás descansa
sin ser nube de arroz antes que polvo.

*Andros

El silencio de los álamos



En tiempo de hojas secas
y cielos despojados de su azul,
de los tímidos huecos de las manos
me brotan las ausencias.

Abocado al paisaje del crepúsculo
sólo escucho del álamo que sangra
la voz del desencanto,
versión fosilizada
del limo que reposa en su corteza.

Soy el eco que anudando silencios
despierta la servidumbre del labio,
aparentemente inmóvil
bajo la carpa donde subyacen los asombros.

Pero no sé cuando empieza la mano
a ser llave que abre los desiertos
ni tampoco sé del rostro que abisma
su magia de la grupa de un alcázar.

Con la espalda cargada de granito
y el pecho encofrado de basaltos,
sólo quedan en mi pobre invernadero
las cenizas de un fuego que no arde.

Tan dentro de mí vivo,
que el cielo no me alcanza
a remontar el tiempo que se muere.

*Andros

jueves, 7 de febrero de 2013

Voz que clama



No es música divina la que suena
rasgando las tinieblas de la noche
descarnada.Es la voz imposible,
parca, que desentierra la memoria.

Es germen palpitante de palabra
presa en fría mazmorra de dolor.

Es renuevo de tiempo adormecido
estrangulado a golpe de silencio,
sólo roto por aullidos de lobo
en espejos de luna.

Este panal de miel que se derrama,
¿devuelve el Edén tan deseado
o es un simulacro de nostalgia?,
¿es un ahondar en el recuerdo estéril
o es el allegamiento soñado?.

La magia se quiebra por efímera
y la risa forzada balbucea.
Se roza con las yemas de los dedos
la pasión empañada por las sombras
y parece increible detenerse
 a contemplar tamaña fantasía.

Un murmullo tenebroso recoge
los misteriosos sones cotidianos
y regresa la realidad desnuda:
¡La tierra no se viste con las flores,
los cipreses la cubren con sus sombras!.

*Andros.

martes, 5 de febrero de 2013

Noche mágica



No era una noche cualquiera
de otoño.Era una noche
mágica de danza y sueños.

Era una noche dormida
en el tiempo.Noche tierna
para matar el silencio.

Tu te encontrabas muy viva
mientras yo me sentía muerto,
tu te volabas muy libre
sembrando de luz el viento
y yo, muy cansado de remar,
me ahogaba en el sufrimiento.

¡Cómo recuerdo esa noche,
en mi corazón la tengo!.

Fue una noche luminosa
con estrellas y luceros,
de música prodigiosa
y prodigioso misterio.

Mas la noche trajo al día
y con el día el silencio
y el misterio que flotaba
en el aire, con el día
poco a poco fue muriendo.

Quise acercarme a tu voz,
tras escucharla en tu verso
y rozarla con mis dedos
que se bañaban en sueños.

¡Cómo me arrobaba el eco
de tu palabra.Exhausto,
aún se me viene riendo
y me acompaña tan dulce
que entre algodones la tengo!

No fue una noche cualquiera,
fue noche de luz y fuego
pues encendiste la antorcha
que apagada entre deshielos
conseguiste que luciera
cuando me dejaste un beso.

*Andros.