domingo, 6 de mayo de 2012

Sueños de marfil y cinabrio



Estos ojos míos,
refugio de lunas y pálidas bengalas,
contemplan extasiados nubes de frialdad
en los apagados silencios de la noche.

Por sus estrechos acueductos de cristal
aún transitan las algas del recuerdo
que uncidas al eco de las lágrimas
vacían su sed sobre el andén de la nostalgia.

Pasa el tiempo y nada cambia.

Sigo siendo grito en las espuelas del viento,
carne hueca de festejo, resorte pensativo
enquistado en el quicio marmóreo de la abulia.

En este clima de calma amarillenta,
de amor fosilizado,
espero que el cáliz arenado de la sangre
acantile las sombras del hastío
y trasmine hasta mis sienes
ráfagas rosadas de ilusión.

Sólo así,
sobre una órbita de vuelos de cinabrio,
podré sorber de nuevo en compañía
el idilio de los años jóvenes
cuando todos los caminos alumbraban
las cejas de marfil de mi horizonte.

Sólo así,
podrá brillar de nuevo el alba en mis pupilas.

*Andros

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