miércoles, 20 de marzo de 2013

Rojo y libre


 Con la furia del libre pensamiento
tremolan las banderas
y la vena dolosa de los sueños
libera su caudal
sin temor a las fiebres amarillas.

Cuando las alas se bañan de plomo
se silencian los pájaros
y el tímido tudel de los oboes
estrecha su garganta
como un negro desván sin claraboyas.

Todo sin un volar de golondrinas
parece mas baldío
porque si las ventanas son cerradas
los pálpitos se acallan
entre la mordacidad del silencio.

El rojo da color al albedrío
y por eso la sangre
acude al carnaval de la palabra
cabalgando veloz hacia el Parnaso.

Rojo y libre, colores de igual hábitat,
haciendo realidad
la vieja ensoñación de ojos ardiendo.

*Andros

viernes, 15 de marzo de 2013

Imbricación


Dices que sabes como soy, que tus ojos
descubrieron la raíz de las esencias
al sentir el aliento en nuestros retos,
que el amor que cobijan tus rincones
es perfume de almíbares sorbidos
en el cáliz que guarda las caricias.

Cándida paloma, ávida de sed,
bebiste de mis fuentes abisales
el mágico elixir
que ahora perpetúa tu embriaguez.

¡Qué dicha te desborda
al saber que eres  flujo de mi suerte!

Caminas siempre sonriente por la vida
consciente del color de tu presencia
sin ansias, con extrema sencillez,
prendida en una nebulosa de deseos.


Todo gira en torno a ti con el signo
 de la gloria, tan llena de reflejos
que hasta el rayo minimiza su eclosión
si al brillar pretende iluminarte.

Y yo sigo igual, como mitad tuya,
tras las huellas que marcan tus latidos
con un nido de alondras en la mano,
y un cantar desnudo a flor de piel.

Por eso nuestros pasos vivaquean
los mismos horizontes.

*Andros

Tu estela


     
Abierto el pecho, el corazón ferviente
del noble templo al que Amor consagra
su tierno gesto y su leal palabra,
mantiene al alma con su luz ardiente.

Creciente fuego de reciente llama,
brillante estrella que a la Tierra vino
volando en brazos de fiel Destino
para escuchar la voz que la reclama.

De tu luz argéntea nació la estela,
níveo camino de azucenas lleno,
que mis pies besaron con gran cuidado.

Viniste a mí rauda, fuiste gacela,
céfiro cálido de aromas pleno
que acarició mi rostro enamorado.

*Andros.

martes, 5 de marzo de 2013

El silencio de las piedras



Aunque llevas la frente despejada
tu mirada de cuarzo te delata.

Sigues igual,
aferrado a las valvas de tu concha
mirando siempre adentro,
poniéndote vendajes donde no existen heridas,
con los sueños replegados
en estéril huída hacia la nada.

Niegas una y otra vez
la imagen que percibes de ti mismo
al ver que se diluyen como el humo
las nubes de laurel, esas nubes
que coronaban tus viscerales sueños.

Y ves, perdido el pulso,
como los rayados colores del espectro
prefieren sonreir junto a la lluvia
antes que ocultar las luces de su idilio
tras las cerradas sombras de la noche.

Por eso,
abre el círculo que oprime tus raíces
mostrando sin reparos el clima de tu gruta,
y así podrás sentir
el rumor que sobreviene lentamente
al contemplar el silencio de las piedras.

*Andros

Tras el párpado que sueña


 
Ahora que soy huésped del invierno,
corazón de piedra, tierra quemada
en la isla donde los sueños duermen,
ahuyento los fantasmas del silencio
para izar las palancas de mi vuelo.

Bajo un palio de nubes peregrinas
se me encienden las velas del recuerdo,
y aunque la fiebre azogue los cristales,
un caudal derretido de amapolas
se retoña en la tez de las palabras.

Sólo busco la seda de unas manos,
el temblor incendiado de unos labios
que sepan descubrir mi selva virgen
y el flujo cristalino de una fuente
donde brillen los tibios parlamentos.

Sólo así, la pasión podrá habitarme
con mosaicos de gozo esmerilado
en la luna creciente de los ojos.

Sólo así, dejaré de contemplar
los álamos del frío.

*Andros

domingo, 3 de marzo de 2013

Mutaciones sin freno


Primero se produjo el estallido
de la voz ahogada,
resuelto a ser universo de gozo
en la mímesis que equilibra el rostro.

Más tarde, emigrándose del ímpetu,
los rumores  del pálpito
se consuelan en las valvas del ansia
a la espera del lecho que calme su fatiga.

Pero nada concluye en su avatar
de estelas y querencias
con sueños de cristales
mientras la indolencia encoge sus hombros
al ver desparramarse los manteles.

Al final sólo la norma, el cálculo
que acuna los modales,
soporta la enajenación que viste
el pulso del vértigo entre las sienes
con el fruto que brota de las piedras.

Tal vez con la insistencia de los tonos
se ajusten los márgenes de la ruta.

*Andros

sábado, 2 de marzo de 2013

Los idus de marzo


     
Con los idus de marzo
vuelven las notas del ardid violento,
el sabor amargo de la derrota,
el nervio estrangulado,
el olor a tierra abandonada en el rastrojo.

El tiempo indiferente al nido de las manos
es tiempo que no vuelve
porque tantas glorietas sin señales
sellaron el camino de retorno.

Y yo, pobre cantor de primaveras,
encallado en la sombra del crepúsculo
con la angustia del ojo que zozobra
repaso los pedazos que el silencio
jamás dejó brillar en mis espejos.

Y es que donde no trasminan las vidrieras
no se sabe donde acaban los desiertos.

*Andros