viernes, 15 de marzo de 2013

Imbricación


Dices que sabes como soy, que tus ojos
descubrieron la raíz de las esencias
al sentir el aliento en nuestros retos,
que el amor que cobijan tus rincones
es perfume de almíbares sorbidos
en el cáliz que guarda las caricias.

Cándida paloma, ávida de sed,
bebiste de mis fuentes abisales
el mágico elixir
que ahora perpetúa tu embriaguez.

¡Qué dicha te desborda
al saber que eres  flujo de mi suerte!

Caminas siempre sonriente por la vida
consciente del color de tu presencia
sin ansias, con extrema sencillez,
prendida en una nebulosa de deseos.


Todo gira en torno a ti con el signo
 de la gloria, tan llena de reflejos
que hasta el rayo minimiza su eclosión
si al brillar pretende iluminarte.

Y yo sigo igual, como mitad tuya,
tras las huellas que marcan tus latidos
con un nido de alondras en la mano,
y un cantar desnudo a flor de piel.

Por eso nuestros pasos vivaquean
los mismos horizontes.

*Andros

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