viernes, 26 de junio de 2015

Pájaro sin voz

   
Abandonado al frío del deshielo,
siempre voy como aurora que amanece
buscando el surtidor donde brotan las caricias,
donde el gozo es istmo de las fugas,
en pos de una ilusión que se levanta
tras la llama dormida de mi pecho.

Porque sabes muy bien donde empiezan los desiertos
cuando la fiebre de amor se posa en las mejillas,
qué pájaro sin voz, qué idilio sin gineceo
descubriste en la intimidad de tus soledades
hasta convertirme en latido de tus ausencias.

Qué aliento despiertas en mi cuerpo fatigado,
qué anhelo me acosa que ante tu beldad sucumbe?

Todo me golpea y me recorre por las venas
con el ansia de alcanzar nuestro postrer abrazo.

Y entre tantos ecos de preguntas sin respuestas
sólo me queda el mudo silencio de unos labios.

*Andros

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