martes, 1 de enero de 2013

Donde el amor se sueña


   

Remar buscando el rostro en la otra orilla
nos hizo comprender el valor de lo imposible,
algo jamás vivido
como música de Ingres buscando la entelequia.

Tu seguías las huellas del Parnaso,
atisbo que madura en el ojo del artista,
y yo como invitado de ocasión
quise vestir mi lira con sus mejores galas.

Ahora, llegados al infinito,
atardeceres de golondrinas nos contemplan
tocata y fuga de un palabreo sin fronteras
donde el amor se sueña.

*Andros

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