martes, 22 de enero de 2013

Conciencia


Anoche, exhausto, cuando dormía
entre nubes de sueño inveterado,
una voz me mantuvo arrebatado.
Era mi conciencia que repetía

incesantemente su letanía:
Oh, poeta dulce y enamorado,
¿cómo pudiste a Amor haber cantado
si el mundo entre miserías se moría?

No pude responder a mi conciencia;
sólo pude sentirme avergonzado
y cubrirme de llanto dolorido.

Ahora, canto con gran diligencia
al hambre, la guerra y el dolor causado
por la mano del hombre envilecido.
*Andros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario