lunes, 3 de noviembre de 2014

El llanto que huye del olvido

 

Llorar juntos es abrir la intimidad sin velos,
unir las manos para llegar a la otra orilla
buscando entre la paz de las gargantas calladas
la voz donde se duermen los ecos de los duelos.

Si el llanto es médula de soledad y de fuga,
cenáculo de ventisqueros, rumor de agravios,
se objetivan las cósmicas esencias  del miedo
volviendo las ojeras atadas al riel
donde los labios callan ínclitos desengaños.

Al llorar juntos riman las llamas de los ojos
para prender el brillo que luce en sus aljibes
sobre el sarcófago yacente del pensamiento.

Se puede reir juntos cayendo en el olvido,
mas jamás puede olvidarse el llanto compartido.

*Andros













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