jueves, 4 de diciembre de 2014

Entre Eris y Harmonía



Morder la manzana de la discordia
es cubrirse de lodo y de ceguera
convirtiendo los campos de batalla
en rosario de mariposas muertas.

En el vientre del temor los límites se funden,
se olvidan las andanzas de lentos caracoles
y la noble paz, la ansiada paz de los conciertos
pierde el brillo en sus vidrieras de cristales rotos.

Para ser adalid de la armonía
sobra el humo que inciensa las cabezas,
sólo  se precisa voluntad de carroceros.

*Andros

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