viernes, 14 de agosto de 2015

Cuando la mano se pierde en el vacío



                                    Dónde se alimenta la soledad?
                                            Tal vez en la lujuria que crea la distancia.

Llamé a la puerta de la indiferencia
para saber mejor del sufrimiento,
del silencio que fragua en las ojeras,
del tímido escarceo que se pierde
entre anocheceres de lunas rojas.

A pesar de tener la mano abierta,
la obviedad aparece tan remota
que su fe se derrite entre los ojos
mientras que la temida sinrazón
sigue calzando sus zapatos rotos.

De qué sirve enhebrar las agujas del lamento
si el azul que se pretende a lograr no alcanza.

*Andros

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