miércoles, 15 de mayo de 2013

Húmedas palabras


   
Siempre te busqué como agua en el desierto
por estrechos claustros de vigilias,
por senderos de risas que tanto visitabas
con tu sombra azuzando los talones
sin encontrar la voz que respondiese
a cada latido de esta presencia abandonada.

Sobre la frente me brillaba un nido de pájaros dormidos
y de las manos me colgaban racimos de nostalgia.

Estaba tan solo, tan hundido en el silencio,
que el ciego sol de la añoranza -lázaro de sueños-
clavó sus falaces rayos de brillantes
sobre gotas de sed que escondían mi espejismo.

Era como empuñar el aire con los ojos,
como vestirse del azul robado al cielo
convirtiendo la íntima emoción de los costados
en un espejo convergente de lúcidos contrastes.

Y así sigo,
perdido en noches negras de alientos congelados
con una fina angustia coagulada entre suspiros
lejos de ti, sin alcanzarte, a la espera que el azar
me traiga la dulce humedad de tus palabras.

*Andros





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