sábado, 16 de mayo de 2015

Manos, aliento de fachadas

 
En el noble contacto de las manos
se intuyen los caminos de la frente,
la luz ardua de brillo incandescente
y el ínclito poder de la palabra
que, llena de pasión, desde el corazón trasciende.

El amor es la llave de la vida
bálsamo teñido de colores escarlata,
rostro de celofán que trasmina los escollos
cambiando los cantos de los mitos
por las voces de falsas lejanías.

De tanto asomarse a los balcones de las manos
para construir el nido de los sueños
tengo casi vacíos los pórticos del alba,
desbordados los cauces de la melancolía
que afirman el suplicio de un rostro nazareno.

Como flor audaz de inusitada primavera
presa en la red de mis arterias, así me siento
sin saber donde acaba mi desierto,
isla que se oculta entre póker de corazones.

*Andros





















































































































































































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