lunes, 5 de diciembre de 2011

Sólo tú

Harto ya de caminar entre las sombras,
con la razón nublada de cansancio,
tuve la suerte de encontrarte.

Desde entonces, cada vez que te contemplo,
un gozo incontenido de colores
me llueve del arcoiris de tus ojos.

Es agua fresca llena de dulzura
que me cala hasta los huesos
cuando el día se hace noche
y que se bate en retirada
tras los besos liberados al sueño
entre el humo de las velas.

Sólo tú, candil en flor,
avivas con tu fuego los latidos
que brotan de las sienes al compás
de tu vuelo estelar de golondrina.

Sólo tú, vestida de plumas blancas,
destilas brisas de tul y plata
y en los tímidos nardos de tus dientes
se gestan las sonrisas que desbordan
el cauce de nostalgias que me asolan.

Y así te quedas dentro de mí
en la lejana cuna de la ausencia
para trazar el surco azul de plenitud
que arropa con su lecho las caricias
del amor que cada día nos sembramos.

*Andros

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