domingo, 17 de noviembre de 2013

El verso y la flor



A mí, juglar de vuelos imposibles,
que llevo esculpida en piedra
la sencillez por origen
y la verdad por bandera,
no me mueven mujer para quererte,
ni el boato, ni las ansias de poder,
ni la infinita riqueza.

Desde la cuna, llevo prendida en el pecho
la flor que me sembró mi madre,
tierna flor de sentimiento
que con esmero cultivo cada día,
como el mejor jardinero.

Esa flor, como violeta escondida
que viste de humildad mis sueños,
es la flor que yo te ofrezco
desde mi pobre jardín
cubierta de amor sincero.

Tómala como regalo, guárdala como recuerdo,
llénate de su fragancia
y, si la nostalgia te invade,
estréchala sin soltarla
como se abraza un deseo.

*Andros

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