martes, 7 de octubre de 2014

Hojas muertas


¡Ya están aquí las hojas muertas!

Caen jadeantes sobre los hombros
como el resbaladizo llanto
de un amor madurado hasta su ocaso.

Con su palidez a cuestas, sin prisas,
cierran sus párpados exhaustos
buscando el beso del mantillo verde,
que contempla su lento sollozar
en la estela de su ligera danza.

Es el otoño mortecino hecho silencio
el que se cierne sobre el valle
desnudando en agonía interminable
la extensa sinfonía de vida
que exaltaba su victorioso colorido.

Y yo, como pájaro emigrante
que bate en retirada sus plegadas alas,
desde este perfumado paraíso
que desnuda entre brisas su paisaje,
elevo un canto lastimero de tristeza
abrazado al recuerdo enajenado
de otros tiempos muy floridos
cuando mis manos acariciaban las hojas
como si fuesen aladas mariposas.

Así reposan todos mis adioses,
en la clámide ancestral refugio de mi esencia.

*Andros

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