domingo, 24 de febrero de 2013

Como una isla


 
De tanto arañar en el vacío, convertido estoy en isla.

Las manos, guantes de pedernal,
me sangran llamas de silencio
sobre el mapa de frías soledades.

Bebo de la acidez de tu recuerdo
como bebe sus lágrimas el pájaro sediento
al encontrar su nido abandonado
y todo por ti,
por la dureza de tus labios,
por alejarte de mis ojos,
ciegos al fundirse su lámpara de barro.

Y este sentimiento de cristal
tocado por el brillo del amor,
náufrago entre sombras y suspiros,
renace de sus cenizas grises
mientras el eco de tu aliento sigue pintando de carmín
el reposo desnudo de mis sueños.

*Andros

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