lunes, 27 de febrero de 2012

Te esperaré


Está mi noble corazón, abierto
como fuente de amor iluminada,
cansado de la vida ya pasada
que le llevó a sentirse como muerto.

 Atrás quedó el árido desierto,
sin la sombra ni el agua deseada,
que mantuvo a la tierra desangrada
sin el jugoso fruto de tu huerto.

Ahora que la luz brilla en la frente
y llena de dulzura la mirada,
se viste de oropel emocionada

la voz que te reclama eternamente.
Ciego de sed y de pasión ardiente
espero presuroso tu llegada.

*Andros

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