lunes, 10 de febrero de 2014

Eterna primavera

   
     
                                                     
 Un lúcido horizonte se vislumbra
libre de azares, miedos y tristezas,
si al estar abandonada entre mis brazos
me muestras tu sonrisa más serena.

Percibo claramente en tu mirada
que tu llama de pasión está despierta,
y que los fríos rigores del invierno
murieron bajo el fuego de tu tea.

¡Qué noches de corales encendidos nos aguardan,
qué auroras boreales nos esperan!
Seremos como los cisnes del estanque
que en sus bailes amorosos aletean.

Tu serás coronada como musa
llevando inspiración a mis poemas
y yo dejaré volar el pensamiento
que, vistiendo el disfraz de la palabra,
querrá dejar su huella.

Así viviré, tejiendo versos
hasta llegar al final de la carrera,
haciendo realidad todos los sueños
que fraguó nuestra eterna primavera.

*Andros

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