jueves, 27 de febrero de 2014

Con las manos abiertas


Abierta está mi soledad
al abrazo sincero que desborda
su brillo de cristal sobre el cirio
apagado de la frente,
y a servir de guía a la ceguera
que desliza sus pasos vacilantes
sin dejar de ser grito y silencio.

Llevo conmigo la fe firme del cedro
y el amor colgante de los sauces,
en los ojos me llamea la conciencia
y en las manos, cual paloma mensajera,
las humildes marcas de la paz
con su color insobornable.

Quiero ser juglar y peregrino,
espejo que traspase los umbrales,
luz que se abre al infinito,
fina lluvia que riegue de dulzor
los áridos silencios del paisaje.

Es tanto el deseo de querer
que sueño amando,
y al volver al camino del recuerdo
un racimo suspirado de ternura
que enciende los zafiros desolados
desde el arca cautiva de mi pecho,
por el aire va rodando.

Las ansias de vivir sin frustraciones
no rayan los espejos de este vuelo
que anida sus desnudos ademanes
sobre el lecho que sostiene
las palabras que corren por los labios.

Así, bajo el azul de fulgentes celosías,
sonríe la intimidad de mi roca
abrazada al corsé de las auroras.

*Andros

miércoles, 26 de febrero de 2014

Hilando letras

 
Con la furia desatada de la prisa
he perdido la serena paz de la palabra,
y con ella
el arca que guardaba las huellas del pasado
allá donde el grano de mostaza se hizo espiga.

Como estrellas de carbón ruedan las piedras de los ríos,
ciegos van los soles del invierno desangrándose en escarchas,
y los negros dientes de mis curvados girasoles
destapan sus temores más profundos
cuando sienten acercarse la voz de la tormenta.

Bajo este azul de inútiles burbujas
despierta rutilante la certeza de saberme
hijo predilecto de mis propias convicciones.

Y así,
revisando los vestigios olvidados de las letras
armado con el instinto afilado de una pluma
abandono el cegado pozo de viejas galerías
para derramar toda la luz larvada en mis costados.

*Andros

martes, 25 de febrero de 2014

Soltar amarras

     

En una huida hacia adelante,
libre ya de amarras y atalajes,
exhumo los armiños de las liras
que dormían entre fiebres de cristales.

Ahora sólo queda la palabra
-ceniza esparcida por el viento-
vistiendo la lluvia del otoño,
la flor, la piedra y el paisaje,
con el amor abierto que a raudales
se escapa brotando de las manos.

Tanto afán, tanto desvelo,
tanta lágrima vertida entre silencios,
tantos sueños y oscuros devaneos,
ya no son el fuego que se enciende
en las frías carnes de mi verso.

La luz que da vida a la palabra
nace de la fuente de unos ojos,
cuyo dulce mirar es tan sereno
que deshiela la voz de las escarchas.

Así vibra el bordón de mi guitarra,
con el verbo que brinca esclavizado
del harén donde bailan esos ojos,
vidriera cenital donde luce el sentimiento.

*Andros

lunes, 24 de febrero de 2014

Largo camino, mayor dicha


 
Posando fatigas al borde del camino,
con el gesto abierto y el pulso entrecortado,
voy quemando con el sol de mediodía
la cera en que brillaban mis inercias.

Ya no lloran las azules melodías,
aquéllas que envueltas en lujuria
volvieron a nacer de sus cenizas;
forman parte de la lava que el recuerdo
proclama sin secreto cada vez que un cantar
enciende los silencios.

Aunque aún me siguen las sombras del pasado,
los ojos como estrellas milenarias
no dejan de otear los rosados abismos
donde se albergan los pasajes más profundos
de un amor sumergido entre nostalgias.

Y todo es por ti que iluminas
soledades desde el mar hasta las cumbres,
para que al resbalar por mis barrancos
con tus ligeras alas envolventes
despiertes el latir de nuestros sueños.

Sólo tù y yo sentiremos la música
que el viejo arpa tenía congelada
atraída mientras duerme
por la danza desnuda que nos une.

Quebrada ya la ausencia,
elevarás tus manos con ternura
como esfinge ciega de pasión
que busca su rosa de los vientos,
y de tu voz que evoca brillos de cristales
brotará el eco desbordado de mi nombre.

*Andros

viernes, 21 de febrero de 2014

Más allá de las estrellas




Pienso que algún día beberé
de la fuente que ilumina a las estrellas
cuya luz en la tierra se apagó
dejando a la palabra entre tinieblas.

Y ya sin temor, ya sin misterio,
lucirá su esplendor el sentimiento
quedando selladas entre las nubes
las gotas consteladas del recuerdo.

El cielo se vestirá del azul
de esa palabra, de cálidos sueños,
y de los más recónditos deseos
que sufrieron la cárcel del dolor
prendidos en el tiempo.

Volveré a cantar lleno de alegría
el verso que el cincel grabó en la roca
antes del póstumo homenaje,
y mi ofrenda lustrará los silencios
de las almas que abrazan soledades.

Y así veré jugando con las letras
el rostro donde brillan los dulces ventanales.

*Andros

miércoles, 19 de febrero de 2014

Hondo es tu sentir

   
Desde tu siempre blanca timidez,
mudos se desprenden los enojos
que ocultan sus temores espectrales
bajo el rústico sayo del pudor.

Te escapas de los cantos de sirena,
del bullicio espinoso y la desidia
que rompen la cálida armonía,
y como una cítara austera
canalizas el pulso entre silencios
con su proa orientada a la verdad.

Cuando elevas tus brazos hacia el cielo
buscando ávidamente las respuestas
a tanto secreto incomprendido,
el alma se te vuela entre suspiros
al sentir su integridad abandonada.

¡Siempre fuiste un proyecto de ternura
que pronto alcanzó su realidad!.

Entre sedas se mueven tus quimeras,
entre luz y sombra, beso y azote
de un gozo trasvasado que se esculpe
sobre el lúcido cendal que te bordea.

Así te manifiestas, transparente,
vibrando en finas cuerdas de cristal,
con la frente cernida de pasiones
que labran los marfiles de tus sueños.

Y al verte segura, acompañada
por la encendida brasa de tu verbo,
el instinto recobra todo su color
y enhebra luminarias de aire tibio
sobre el ramo de acordes que conciertan
los bruñidos sentimientos de tu pecho.

Es tan hondo tu sentir, tan sincero,
que las micas que alumbran tus pupilas
cabrillean desde el atrio de tu alma
robándoles su brillo a las auroras.

*Andros

martes, 18 de febrero de 2014

Entre cartones



                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        Cuánta carne solitaria, oculta entre rincones,
arrastra su fracaso en el asfalto.

Son los hijos del desprecio,
hormigas de una gran ciudad, que tragando penas,
gotean lágrimas de hiel entre suspiros apagados.

Sin jugo en las raíces,
con el corazón a cuestas cargado de recelos,
lamen las heridas de sus sueños entre cartones
y de sus ensangrentados ojos de párpados inmóviles
sólo nace una mirada de abel martirizado.

Ellos son los proscritos, los olvidados,
cadáveres andantes que maquillan su miseria sobre charcos
hartos de ladrar su desesperación
sin nadie que les ayude a deshojar la flor de su agonía.
                                                                                                                                           
Qué vergüenza siento de ser hombre,
de vivir en esta tierra que escupe su gangrena
sobre el pobre paria que se pudre en el silencio.

Por eso tengo ronca la garganta y el verso se me hiela,
por eso me siento pájaro enjaulado en la tristeza.

*Andros.
























































































































































































































lunes, 17 de febrero de 2014

Hijos de una encrucijada

 
Crecimos como lirios en el fango, cautivos del temor,
con el alma ligera de equipaje
y el cuerpo encadenado al hambre y la fatiga.

Nuestros íntimos deseos
vivían ciegos en la opacidad de su destierro
y sus tristes notas, mudas de color,
alimentaban las tardes de lluvia
tras el vuelo fugaz de una cometa.

Si la vida siempre un juego fue,
juguetes de cartón y barro desfilaron ante nuestros ojos
como cebo que se ofrece sugerente
para tapar las vergüenzas del desprecio.

Éramos como olas inquietas de un mar en calma
pues nuestros sencillos devaneos
recorrían descalzos todos los rincones
sólo para vestir los trajes de la nada.

Llevábamos prendida entre alfileres
grandes dosis de amor en la zamarra
y en las manos, en las manos gran rabia contenida
en estigmas de lodo y fuego
como reflejo del agrio poso acumulado.

Nos hurtaron los sueños de la infancia
al cortar de raíz el libre vuelo de las sienes
haciéndonos brotar de la garganta
el canto agrio y monocorde de un paisaje
donde sólo brillaba la obediencia.

Ahora, desde la propia madurez,
apagados los mordaces abejones que trazaron tal calvario,
volvemos a ser un poco como niños
tratando de recomponer el puzzle de añoradas vivencias
que, infaustamente, jamás fueron vividas.

*Andros



viernes, 14 de febrero de 2014

Tras la luz que arde en la memoria


Al llegarse el olvido, lejos del apogeo,
los pasos se convierten en ecos del vacío.

Si el tiempo discurriese entre cauces de coral
cerca del labio ausente que paga su tributo,
tal vez volverían a reir las golondrinas
imbuídas de una caravana de promesas
inasibles a la voz que nutre los lamentos.

Si el silencio bebiera lenguajes de ternura
buscando entre las sombras las manos del encuentro,
un remanso de paz y corolas solidarias
podrían apagar las tormentas de las sienes.

Pero el ámbar que lucen los agrios ventanales
sólo muestra la semblanza oscura de un eclipse
y de su solitario aliento, sólo se escucha
el rumor que alabea la sed de las ausencias.

Si pudiera devolver el blanco a las tinieblas
mis palabras dejarían de bregar a ciegas.

*Andros

lunes, 10 de febrero de 2014

Eterna primavera

   
     
                                                     
 Un lúcido horizonte se vislumbra
libre de azares, miedos y tristezas,
si al estar abandonada entre mis brazos
me muestras tu sonrisa más serena.

Percibo claramente en tu mirada
que tu llama de pasión está despierta,
y que los fríos rigores del invierno
murieron bajo el fuego de tu tea.

¡Qué noches de corales encendidos nos aguardan,
qué auroras boreales nos esperan!
Seremos como los cisnes del estanque
que en sus bailes amorosos aletean.

Tu serás coronada como musa
llevando inspiración a mis poemas
y yo dejaré volar el pensamiento
que, vistiendo el disfraz de la palabra,
querrá dejar su huella.

Así viviré, tejiendo versos
hasta llegar al final de la carrera,
haciendo realidad todos los sueños
que fraguó nuestra eterna primavera.

*Andros

viernes, 7 de febrero de 2014

La voz hecha grito


Rodeado de voces apaisadas
seguiré siendo grito en el silencio
a pesar de sufrir el ostracismo.

Quizás la cobardía o la indolencia
apresan nuestros labios
y nos llevan a ser espectadores,
entre cepos de plomo,
de la inquina velada
que rapta la sonrisa de las vírgenes.

¿Por qué se enraíza tanto la anestesia
en la memoria abierta al pensamiento,
si la verdad nos dice
que el dolor con que doblan las campanas
se espeja en las estatuas derruídas?

No sólo la derrota
es refugio del vuelo de los buitres
sino también del canto advenedizo
y del ruído de sables,
porque al renacerse los agravios
las huídas se hacen más visibles.

Por eso, cada trazo en mis palabras
se enciende con las ascuas
donde apagan su sed los cautiverios.

*Andros

jueves, 6 de febrero de 2014

Difícil elección

     

Ni un grito, ni un gesto displicente,
ni tampoco el agrio chirrido de un cerrojo
parecen conturbar la paz de tu reposo.

Nada,
desde el tímido bostezo de un felino soñoliento
hasta el ronco eco de unos pasos ahuecados,
se escapa de tus hondas sensaciones;
y sin embargo, no todo ese caudal
se puede exportar más allá de las arrugas de la frente.

Sabes bien que eres grano de sal de una salina,
incapaz de discernir qué es mejor:
Romper el frente u ocupar la retaguardia.

Por eso tu discurso se nutre de la duda,
por eso te hallas siempre desolado
 y vives condenado a ser espectro
entre las espesas telarañas de la niebla.

Por eso jamás serás el violín
de un lúcido concierto.

*Andros

miércoles, 5 de febrero de 2014

Como la vida misma





Como una perla cultivada, como una perla
que se abre entre cantos de gorjeos
se derrama la mullida savia de una madre.

Cual pájaro que bebe de la fuente
para calmar su sed de dromedario,
con brazos cruzados y latidos en los labios,
modela cada hijo el bancal de sus perfiles
con el aliento colgado de su pecho.

Ella, entre ramos de suspiros y claveles,
con los sueños a cuestas, eleva su figura
poniendo siempre paz a las tormentas.

Y en las noches de dolor, cuando aprieta el insomnio,
cuando el corazón herido busca su reposo,
su voluntad de piedra apaga las ausencias
sembrando con sus nardos las hoces del camino.

Incólume a las dentelladas del calendario,
deshaciendo hielos, es fácil reconocerla
en las claras aguas donde brillan los armiños.

Ni siquiera la sombra de la muerte
consigue que anochezcan sus pupilas.

Sólo calla, sólo pinta lienzos de tristeza
cuando el hijo nacido de su vientre
la olvida entre las dunas de un lóbrego silencio.

*Andros








martes, 4 de febrero de 2014

Prisionero por azar

 
Quiso el azar hacerme prisionero
del miedo y la fatiga,
encerrarme entre lutos,
sin cálamo en las manos
que robara a la noche las palabras.

El viejo boulevard de las sonrisas
pudo verme crecer con ojos de cristal
tras el mudo fanal de su clepsidra,
mas no fue posible porque un viento de sal
secó mis ramas al amanecer.

A punto de borrarse toda huella
sobre la arena del ocio que se escapa,
sólo espero que el vaso gris de tanto llanto
se convierta en el cáliz
que derrame los brillos de mis sueños.

Y así
en el lecho borroso del silencio,
poder sentir al fin, el inefable gozo de la luz.

*Andros