martes, 24 de enero de 2012

De tu luz brota el cantar



Aunque presto he llegado a tus orillas,
sólo un nido de alondras
enmudece vacío entre mis manos.

Remando siempre a solas,
empeñado en vivir entre silencios
tras el oscuro espejo de las sombras,
he bordado los límites del tiempo
para ver la semilla del deseo
crecer desde las sienes
sobre el rojo desnudo de tu fuego.

He cruzado las noches,
náufrago entre lágrimas,
tratando de afirmar el equilibrio
de un espíritu humilde
en un trajín creciente de latidos
hasta rozar los nácares del alba.

Ahora, sin saberlo,
flota en mí una espuma de ola muerta
que calla la palabra
temerosa de fundir su voz riente
en un sediento pozo de nostalgias.

Solamente por ti
reverdecen las huellas de mis pasos
entre el polvo agrietado del cansancio.

Sólo tú, luz ardiente,
enciendes el poema como hoguera
de un lenguaje sutil y apasionado.

Y al trepar la cucaña de tus labios
te conviertes en nube de mis sueños.

*Andros

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