En mis claustros hay una paz que es sólo mía.Con ella, el alma late cruzando la vena líquida del tiempo. *Andros
martes, 31 de diciembre de 2013
No caben las palabras
Hay ojos que al llorar parecen fuentes,
manos que sudan espinas de martirio,
mensajes de plumas negras
clavando sus afiladas uñas en las grietas del costado.
La pena, con olor a azufre,
azota la carne temblorosa
y el corazón anegado entre suspiros
extiende su sombra de ciprés sobre la sangre yerma.
El alma, siempre abierta,
rueda en su amargura por delante de la vida,
y aunque no le cabe la palabra
siembra voz de fuego sanando cicatrices
en el campo donde crecen las estrellas.
Es entonces cuando vuelan besos de paloma
en sueños de profundos aleteos.
*Andros
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