sábado, 3 de marzo de 2012

Los ojos del alba



El corolario de la noche
enciende el arrebol de las promesas
con sus espuelas de cristal
y sus escorzos de gacela,
pero al rodarse los recuerdos
por donde duermen las ideas
se abre el solar de los sollozos
al amparo de viejas servidumbres.

Es entonces, entre delirios,
cuando abren sus fauces los enigmas,
y los sueños como encinares muertos
mecen la oscuridad de sus sillares
bajo el vuelo fugado de las lunas.

Qué importa la sed de las letras
tanteando vitrales apagados,
los desvelos evadidos del éter
caminando sobre el filo del miedo,
si en sus orígenes de aurora
el júbilo desciende su voz blanca
sobre el desierto gris de las ausencias.

Nada escapa al naufragio de los labios:
El alba, luz del simulacro,
vuelve siempre con sus ojivas ciegas.

*Andros

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