lunes, 2 de abril de 2012

Abril ríe


 
En las últimas gotas del invierno
quedaron encerrados los insomnios,
y el canto de las letras
confinado entre viejos pergaminos
renació ante nuevos desafíos.

Sin el sol que acaricia los sentidos
ni el deseo que lleva a rescatarse,
es difícil intuir
la vena migratoria de los vuelos.

Sólo cuando el silencio se hace grito,
cuando la voz madura entre los labios,
el lenguaje abandona su ostracismo
para lucir el brillo de su aliento.

Nace así, bajo techo,
abril de lunas blancas
con melena de risas y acuarelas
dispuesto a ser vehículo de afecto
más allá de sus propias vibraciones.

Con el olor a jara
regresan fantasías a la mente
y el verso, de puntillas, dobla esquinas
apurando hasta el mínimo recodo.

Es el despertar de un vuelo sin alas
que a sonreír convoca,
del júbilo indolente,
del renacimiento de la piedra cautivada.

Es el agua que calma la sed de los desiertos.

*Andros

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