jueves, 9 de enero de 2014

Del llanto a la risa

 
Se estrechan los pasillos de la noche
y tiemblan las arterias sudorosas
si el sueño se entumece
al cruzar los umbrales de la angustia.

La indolencia moltura la palabra
con fiebre de basaltos
y el lírico pensar
torna a la realidad de sus engaños
con la faz que apadrina la mordaza.

Hijos de un mismo azul
el brillo y la penuria se resisten
a ser enredaderas del asombro
en un laboratorio de metáforas.

Entre tanto mutismo delirante,
las fuentes del insomnio
abortan silogismos y parábolas
mientras los labios secos
se suicidan con la savia del llanto.

Amanece, deambulan las neuronas
y la sangre va cosiendo de nuevo
los iris de la risa.

*Andros

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