domingo, 5 de enero de 2014

El sino de unos labios

     
Olvidando despedidas de latidos fríos,
he cerrado el balcón de la nostalgia
llegándome hasta el friso de tus ojos
soñando con tu cuerpo desnudo de amazona
reposo y flor de mi cabalgadura.

Sabemos lo difícil que resulta
tender un puente azul a la distancia,
pero también sabemos que los sueños
estallan sus espejos de ternura
si las noches apagadas encienden su sed
entre lunas de marfil para calmar sus ímpetus.

Arde entonces la carne y los labios
mojados en llamas, como abejas presurosas,
desatan el dogal que los ahoga
dispuestos a morir entre arenas abrasadas.

Tu cáliz es el rostro que contemplo,
sostén del equilibrio emanado de la frente,
abril que me precede tras el sino
donde el amor teoriza sus escorzos.

Y es que sobre mis vuelos circulares
sólo brotan rojas amapolas de recuerdos.

*Andros

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