viernes, 10 de enero de 2014

El vitral de los sentidos


Ni recreando sueños,
ni sacándole lustre a las palabras,
consigo dibujarte.

Eres pulso que brota de las piedras,
nieve y sol, cal y arena,
el hábito que viste la memoria,
atajo que conduce a la verdad...

En ti, vuelven los ecos
de vírgenes desnudas
cansadas de enjaular sus rebeldías.

Si callas,
por el aire se resbalan silencios
y una estela de luz se difumina
tratando de envolverte.

Si sonríes,
se abren los secretos de tu concha,
ebrios de nostalgia, tras el cristal
donde reposa todo tu equilibrio.

Jamás podrá albergarse en tu garganta
el acíbar del grito desgarrado
que luce la soberbia,
ni serás el mosaico donde brillan
el odio y la venganza
que acuchillan los más nobles instintos.

Por eso,
regresaré con las manos abiertas
sobre el vientre que esconde tu pudor
ajustado a los bordes de una llama.

Y nada podrá romper el encanto
de saberte el vitral de mis sentidos.

*Andros

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