jueves, 5 de abril de 2012

Aires de saeta



En el atrio al que sube una saeta
la calma se desnuda.

Su grito, definido por la sangre
que cala las conciencias,
pone paz en todos los rincones
alumbrando su fiel epifanía.

Mensaje de laurel,
su luz abrasa el aire y su voz
oculta en la garganta
despierta las raíces del impulso
entre sístoles que abren penitencias.

La saeta, velero
que navega las aguas en silencio,
pasea su estirpe de nervio y fuego
en noches nazarenas
hasta el alfa que encierran los oídos.

Su vértigo de rosas, sus espinas,
trascienden los aljibes de la sed
y hasta el grano dorado en la amargura
ordena sus latidos
buscando un corolario de armonía.

¿Qué tendrá la saeta
que en las noches de abril
eterniza el redoble de sus ecos?

La saeta es mucho más que un guiño
que sonríe a los ojos del encuentro.

*Andros

5 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. Magui, debe haber un problema en el blog pues no hay razón para la no publicación de tu comentario:-)

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  2. Que bonito poema me encanto gracias:))

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  3. Soy anuais- sale como nombre artekiltro, que cosas más raras, es igual me sigue gustando tu poema:)

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